Explorando Spaces Amsterdam

Siempre he creído que un viaje es una oportunidad tanto para el crecimiento personal como profesional. Explorar nuevos ecosistemas y sumergirte en la rutina diaria de un lugar nuevo nos cambia. Y si sabemos donde mirar lo hará para bien, nos hará más maduros, más completos. Lo más valioso de un viaje no es lo que nos traemos en la maleta.

De uno de mis viajes me traje muchas cosas que me gustaría compartir con vosotros, con la idea de aportar información de valor a muchos debates que tenemos sobre como Visual MS puede evolucionar. Uno de estos debates se centra en el vCenter como espacio de trabajo, pero aplicable a cualquier oficina o espacio de trabajo:

¿Cómo podemos mejorarlo y hacerlo mejor para todos? ¿Cómo podemos darle forma de manera que nos haga sentir más a gusto, más hábiles?

En relación con esto, en mi paso por Ámsterdam, he tenido la oportunidad de conversar con españoles que trabajan en startups tecnológicas allí. Desde mis alumnos Adrián y Carol, ingenieros informáticos, a sus amigos provenientes de diferentes partes de la península: Víctor, Xabi o Diego. He tenido conversaciones con ellos relativas a su experiencia profesional, que han sido muy enriquecedoras. Pero en este artículo me voy a centrar en el regalo que me hizo Diego. Se ofreció a recibirme una mañana y enseñarme como se trabaja en Spaces, un espacio de coworking, de casi una manzana de largo situado en el centro de la ciudad y donde la empresa en la que trabaja comparte espacio, entre otras, con startups como Uber o Booking (e incluso freelancers independientes)

La entrada al edificio y las distintas plantas se controla con tarjetas de acceso, de ahí mi necesidad de un anfitrión, aunque lo más interesante de disponer de un anfitrión es poder aprender cómo se viven y se perciben este tipo de espacios en el día a día.

Nutrición para el cuerpo y la mente

Tras rodear un acceso a ascensores, un pasillo nos lleva a la cafetería, un espacio abierto en la planta baja, construido usando como base la calidez de la madera y la vitalidad de una iluminación diáfana y clara, pero para nada molesta.

La oferta de alimentación y bebidas está muy cuidada y el ambiente es movido, pero no resulta molesto. Se trata de un lugar para hacer una pausa con otros compañeros, conversando en torno a un café. Es un lugar muy acogedor y vivo, con un catering cuidado para hacerte sentir en casa, comiendo rico y sano. No es de extrañar que la mayoría de la plantilla en la empresa de Diego coman en su lugar de trabajo, algo que te permite mantenerte enfocado durante toda la jornada, sin tener que remontar el ánimo tras salir a comer fuera durante dos horas.

Pero no solo de alimentos vive el hombre. En espacios de tránsito podemos encontrar zonas con sofás, sillones con mesas de café o estanterías donde se encuentran publicaciones de carácter creativo o tecnológico. Se intuye que el espacio gestiona esta oferta, ya que los ejemplares son novedades editoriales muy recientes, tanto libros como magazines, y están presentes en todas las plantas. Muchos de estos espacios sirven como zonas de espera tanto para trabajadores que se citan para una reunión y los usan como punto de encuentro y diálogo, como para visitantes o clientes que esperan a que alguien les reciba.

Versatilidad: rincones para el contacto y rincones para el aislamiento

Diego y yo cruzamos la cafetería y al otro lado nos encontramos otro pasillo. A la izquierda, a medida que avanzamos, vemos una serie de cubículos, diseñados para acoger reuniones 1&1 o bien para aislarte de tu espacio de trabajo habitual en busca de concentración.

Al final tenemos una sala más amplia con una mesa de reuniones para encuentros que impliquen a más personas. Mi anfitrión me contaba que estos espacios se alquilan fuera de la cuota general y que normalmente los utilizan las empresas más grandes, ya que resultan bastante caros.

Este tipo de espacios varían en su morfología a lo largo de todo el edificio para acoger varios usos. Su amplio catálogo de variaciones alimenta y estimula el día a día, ayudando a reducir la monotonía y a ofrecer a los profesionales diversas opciones para aislarse, reunirse, hacer llamadas o relajarse entre tareas.

Tu isla

Los espacios abiertos siempre han sido complicados. Se dice que fomentan la colaboración cuando en muchas ocasiones generan más fricciones y distracción que acercamiento. En la mayoría de casos son un mal necesario. En Spaces lo gestionan de dos maneras: por un lado, los espacios abiertos se salpican de diversos cubículos más cerrados para favorecer el aislamiento cuando es necesario, a un tiempo que las zonas de paso son más abiertas y fomentan la fluidez y facilitan el recorrido por las instalaciones. Por otro lado, las oficinas de cada empresa disponen de acceso restringido a su planta, lo que evita un tránsito mayor de personas. Estas oficinas disponen de zonas de escritorios donde cada profesional tiene su rincón, su escritorio, aunque también existen zonas para reuniones o desconexión, similares a los del pasillo de la planta baja.

Una de las cosas que me remarcó Diego fue que, aunque es bueno tener múltiples espacios a los que moverte con sus diferentes características y usos, es fundamental poder tener tu propio escritorio, con un equipo configurado para ti, al que poder volver siempre. La eliminación de estas “islas” supone un problema, ya que tendríamos que movernos en busca de equipos, realizar un continuo login y logout en nuestros accesos a cuentas, realizar reservas de material... Y realmente la mayor parte del trabajo realizado se saca desde un escritorio propio, con un equipo propio y que se adapta a tus rutinas.

A vista de pájaro

Una vez recorrida la planta baja, Diego me llevó a la primera planta, ocupada por freelancers que también pueden alquilar un espacio de trabajo aquí. Le pregunté si era común la colaboración entre ellos y las empresas. Me dijo que sí, no tanto en empresas grandes y más “cerradas” como Uber, pero era normal externalizar algunos proyectos donde necesitaban de perfiles específicos, y muchos de ellos se podían encontrar dentro del edificio.

En este primer piso se podía divisar la cafetería desde una pasarela que conectaba los dos lados del edificio. De un vistazo podías conectar todo el concepto de interiorismo del edificio: mucha luz, colores suaves y madera. La sensación global resultaba muy estimulante y agradable, sin resultar incómoda ni ruidosa, gracias a los colores suaves, la distribución del mobiliario y los materiales utilizados.

Extras

Diego me comentaba que el edificio emplea un sistema de domótica para gestionar la luz y el calor, controlando temperatura y persianas. En el caso de las persianas, Diego me contaba a modo de anécdota que a veces se moría de calor, ya que el sistema no bajaba las persianas para aprovechar un día soleado y ahorrar en calefacción.

Otro tema interesante son los eventos, algo que la empresa de Diego está planteando incorporar por su cuenta, dando incluso acceso a personas interesadas en participar, no pertenecientes a la propia empresa. Más allá de lo que propone cada empresa, la dirección del espacio también saca adelante actividades y eventos como parte de su oferta general.

Espacio y cultura de empresa

Este tipo de espacios de trabajo abiertos y colaborativos no es algo tan nuevo como se puede creer. Es un camino que, podríamos decir, empezó a trazarse gracias a Frank Lloyd Wright y su proyecto en el edificio Johnson Wax. Lo que ha cambiado es como nos relacionamos con el espacio de trabajo hoy en día.

Ahora nos planteamos: ¿cómo nuestro espacio de trabajo nos como afecta el estado de ánimo y nos motiva?, ¿cómo nos ayuda en el día a día y alimenta nuestra fluidez y nos hace sentir seguros, cómodos, hábiles?

Podemos aprender muchas cosas positivas de estos lugares, pero lo más interesante de todo es poder comprobar como se habitan y se viven en realidad. Descubrir que hay ciertas cosas que parecen muy atractivas, pero no resultan funcionales y encontrarnos con otras que parecen a priori insignificantes, pero que suponen un verdadero impacto positivo para las personas.

www.spacesworks.com

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